Evolución del Pensamiento


Para iniciarnos en el cuidado de personas mayores, desde la profesionalidad y desde la labor de enfermería lo primero que debemos hacer es apreciar dichos cuidados desde un prisma concreto, es decir, desde un Modelo o Teoría de Enfermería concreto y para ello primeramente es interesante ver la evolución de los mismos.
Desde el inicio con la corriente de pensamiento de la categorización, con su mayor exponente con el modelo bio-médico, se trataba a la persona desde la enfermedad, pasando por las manos del personal de enfermería, cuando se buscaba ayuda por dicho motivo. Esta corriente y sus modelos, son muy útiles en determinados ambientes, como puede ser una unidad de cuidados intensivos (UCI), pero altamente ineficaz en otros y yo me atrevo a decir desde mi punto de vista que es una corriente obsoleta e insuficiente, pensamiento que debieron compartir muchas enfermeras, pues se realizó y realiza un gran esfuerzo por dejarlo atrás y entrar en una nueva corriente de pensamiento llamada de la integración, en la que la persona debe ser tratada en un conjunto personal y no observada de forma aislada, sino en un conjunto superior a ella, conjunto que la influye dentro de su estado cíclico e interrelacionado de salud y vida.
La ampliación de la mirada para tratar de una forma holística a la persona surge de la integración y la persona pasa de ser un sujeto pasivo, a un sujeto activo en su salud y procesos vitales, pero no obtiene la reciprocidad que necesita del sistema y sigue siendo manejada por el mismo, lo que supone un rechazo por parte de la persona a ciertos aspectos, ya que la persona huye por naturaleza del bulto por ser un sujeto único que no se adapta a tablas y formulas.
Como consecuencia de esa individualidad de la persona se evoluciona nuevamente Transformándose de nuevo la corriente de pensamiento para asimilar dentro de los cuidados a la propia persona, que como centro y como sujeto individual se enriquece de una reciprocidad e individualidad que demanda en sus cuidados, por ello el personal sanitario y mas concretamente el personal de enfermería se adapta a cada persona en función de sus necesidades y dándole a cada persona un papel justo y necesario para actuar y decidir en su propia salud, dejando obsoletas y caducas todas las corrientes, modelos y teorías anteriores (desde mi punto de vista).
Al igual que un niño no es un adulto en miniatura por tener sus particularidades y hacer que los cuidados tengan que adaptarse a los mismos, un anciano no es un adulto viejo, funciona de una manera distinta y el mundo no está adaptado para ellos, además de que “nos dan 10.000 vueltas” a todos.
La necesidad de un cuidado adaptado a los ancianos, un cuidado que los entienda y los trate como necesitan y demandan tiene que hacer que nos transformemos en la Enfermería del siglo XXI y crecer con los tiempos y ser conscientes de que los ancianos de ahora no son los mismos que los que se podían encontrar hace no mucho tiempo. Son ancianos en su mayoría sanos, en su mayoría bien situados económicamente y por supuesto en su mayoría con mucha vida por delante.
Por ello o los entendemos, crecemos y nos transformamos o no contarán con nosotros y sin nuestros cuidados, tanto en la salud, como en la enfermedad, con gran probabilidad dejaran de ser ancianos sanos mas rápidamente y eso no lo podemos permitir.


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